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Las preguntas más importantes de la vida

Capítulo 16 - ¿Cómo Dios Resolverá Nuestros Problemas?

¡Eureka!

De acuerdo con la legenda, cuando Arquímedes el gran ingeniero e inventor griego, se le ocurrió su idea de como subir agua de un nivel a otro usando un tornillo, resulta que estaba en el baño. Tan emocionado estaba por su nuevo invento que brinco gritando ¡Eureka! (la forma griega de decir “¡lo encontré!”) y corrió fuera de la casa y corrió por la calle desnudo para contárselo a todos.

Mientras que dicha acción no es para recomendarse en el mundo moderno, el hecho persiste, que encontrar la respuesta a un problema increíblemente importante puede ser ambos, estimulante y un cambiante de vida. Este capitulo introduce la solución de Dios al mayor problema sistémico que lo humanos jamás hayan tenido que lidiar, pero a menudo fallan en reconocerlo: el problema de la naturaleza humana y sus consecuencias. 

Dos juegos de problemas

Cuando pensamos en la implicaciones y consecuencias del lado malo de la naturaleza humana, hay básicamente dos problemas que necesitamos abordar: los problemas en el mundo general (guerras, explotación, justicia y sistemas penales imperfectos, abuso, etc.) y los fallos de seres humanos como individuos. Miremos más de cerca cada uno de ellos. 

Primero hay problemas “universales” o mundiales que parecen demasiado grandes e insuperables para que la raza humana los maneje efectivamente en cualquier tipo de base permanente e integral: cosas como la guerra (digamos, por ejemplo, el conflicto en Medio Oriente), hambruna, desastres naturales, enfermedades, la epidemia de envejecimiento, cambio climático, terrorismo, explotación, el abismo entre los que “tienen” y lo que “no tienen”. Para la mayoría de nosotros estos no nos afectan personalmente (si somos lo suficientemente suertudos para ser uno de los que “tienen”), pero eso no significa que estos problemas no sean reales o serios. Necesitamos una esperanza de que el mundo algún día será mejor que esto, que una solución a estas enormes dificultades será encontrada y que la sociedad será capaz de funcionar de una manera más sana. Primero entonces tenemos los problemas universales en toda la sociedad.

Segundo, hay problemas más personales. Discutimos antes que los problemas de la sociedad como un todo, pueden ser remontados a un problema fundamental en cada uno de nosotros – el problema del egoísmo y el pecado. Eso significa que cuando pensamos en nuestras propias vidas tenemos el problema de nuestras propias insuficiencias, cualesquiera que sean: cosas como el enojo, impaciencia, flojera, crueldad, elecciones destructivas, o avaricia. Necesitamos esperar que esos fallos e insuficiencias que cada uno posee también pueden ser tratados – que podemos ser perdonados, que podemos encontrar propósito y significado a pesar de ellos, y que las cargas que cada uno lleva pueden quitarse – en resumen, que podemos ser más de lo que actualmente somos. 

Las buenas noticias

Las buenas noticias, trascendentales en su impacto y mucho más emocionantes que la onda cerebral de Arquímedes es que Dios tiene un plan específico para abordar estos dos tipos de problemas. Pero ¿qué es exactamente esa solución que descubre el gran plan de Dios para el mundo? En una mano, ¿cómo puede El ayudar con los problemas globales como la guerra, inequidad o hambruna – y lo haría? Si el mundo está en efecto, acribillado con problemas derivados de humanos, entonces ¿cuál es el plan de Dios para abordarlos y resolverlos? Y en la otra mano, ¿cómo puede El ayudarte en tu vida, con tus propias insuficiencias, miedos y debilidades – o yo en el mío? ¿cómo podemos volvernos personas mejores y más plenas y esperanzadas por lo que El ha hecho?

En esencia, lo que tenemos que hacer es dejar de confiar en nosotros para mejorar las cosas, dejar de culpar a otras personas y cosas, y empezar a confiar en Dios en vez de ignorarlo. Lo seres humanos no tienen porque hacerlo solos. Dios ofrece ambos ayuda y esperanza. El tiene un específico, definitivo y decisivo plan; un plan que puede darnos una esperanza verdadera y transformadora.

Dos soluciones

La solución encuentra su centro en el trabajo del hijo de Dios, el Señor Jesucristo. Como ves, podemos pensar que es el problema de alta escala – los de la sociedad – los que son el problema real.  Pero, de hecho, es al contrario. Es la naturaleza humana común que todos compartimos y el problema de los pecados que cada uno cometemos como individuos (ya sea que sean grandes o pequeños) es el problema más grande y sistémico. Es el egoísmo individual y la naturaleza corrupta que cada uno soporta la que cuando escala a través de gente y sociedades, la que se eleva a los problemas de mayor escala. Por lo tanto, aborda los problemas de pecado al nivel individual, y tendrás el potencial y la esperanza de algún día resolverlo al nivel del mundo en entero.

El primer trabajo de Jesús, por lo tanto (ahora estamos pensando cuando estuvo aquí en la tierra hace unos dos mil años) fue lidiar con el hecho del pecado individual. Y lo hizo poderosa y efectivamente a través de sus enseñanzas y su comportamiento perfecto, y después al decisivamente ofrecer su vida tanto como sacrificio y como ejemplo para nosotros. 

Pero ese no es el final de la historia; es solo la primera mitad de la solución de hecho. Dios también promete mandar a Jesús de regreso a la tierra una segunda vez para lidiar con los problemas del mundo entero (la llamada “Segunda Venida”). Dios promete que un día la tierra se llenará con Su gloria: que quedará libre de injusticias, insuficiencias, y todo mal para que su directiva principal pueda cumplirse al fin. El promete esto muy solemne y específicamente no solo una, si no en tres ocasiones separadas en la Biblia (esto lo vemos en el capítulo 9, página 31). Muchas, muchas más veces la Biblia habla del futuro reino de Dios en la tierra del que Jesús será rey – un tiempo en dónde al fin habrá paz y justicias verdaderas en el mundo. Claramente, Jesús aún no está aquí. Esta promesa aún no se ha cumplido y esa es la razón de porque vemos el mundo como lo vemos hoy: tan imperfecto para todo lo que promete. Esta promesa de Dios queda para ser cumplida en el futuro. Es la esperanza futura lo que la Biblia ofrece y será la respuesta a nuestra más grande pregunta.

Capítulo anterior: Capítulo 15 - El pecado y su Impacto en la Humanidad

Continúa leyendo: Capítulo 17 – Enseñanzas de Jesús y de los Apóstoles
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